Renuncio a ser el verdugo
De mi único acto libre
El yo está intacto (¿feliz?)
Casi como recién salido de la matriz.
Un monstruo dentro de un botón de flor,
Un tirano en potencia,
Un ser humano.
Renuncio al abismo
Y a la palabra que se ajusta a él
No me sienta bien ajusticiar a los bastardos
Pues soy hijo único de la duda, agradézcanme.
La luz fue apagada
Y un hedor maldito entro junto con las sombras
Renuncio a la moral.
Y a toda idea preconcebida que venga de ella
Me quise ensuciar las manos con la sangre de Dios
Pero alguien se me adelanto.
Quiero hablar con el corazón en la boca
Y Despojar al mundo de su asquienta vanidad
En mi versión aquello es justicia.
Renuncio a la belleza.
Fue un castigo insufrible, un dedo en la yaga.
Grito incansablemente desde las tripas
Un sonido atroz e imperfecto
(Como nuestras almas)
Que me Condena a ser espectador de la vida humana.
De la cual renuncio.
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